sábado, 6 de abril de 2013

De aquella vez en la que: Mi opinión no valía un carajo, aparentemente...

Se que posiblemente les ha pasado muchísimas veces la siguiente situación. Pasas un día, prácticamente normal. En ese momento, algo sucede, algo que te mueve, algo indignante o algo, por el contrario, muy encantador. Entonces en esos ratos de ocio (en mi caso, normalmente cuando voy en el bus) te pones a pensar sobre ese hecho. Bueno, resulta que llegas a una idea maravillosa, a una observación de esas que te dices a ti mismo "Vaya, pero esto es una genialidad, eres un ídolo, grande entre los grandes" (prácticamente escuchas aplausos y ovaciones de pie, casi puedes sentir las palmadas en la espalda y te ves aceptando un premio, como los Óscar XD), sabes que tienes razón, que el pensamiento, reflexión u observación es muy profundo, digno de un reconocimiento. Lo publicas en algún lugar, cualquiera, o lo comentas con alguien y ¿que sucede? Pues sabes que nadie en todo el mundo, absolutamente nadie va a reconocerlo. Nadie va a citarte, nadie va a maravillarse, mucho menos nadie dirá "Miren, que excelente frase, que pensamiento más profundo, que reflexión tan cierta". No. Nadie lo hará. (No, de veras, nadie... No, ni tu mamá.)

Y aquí es donde sucede algo curioso. Si uno reflexiona un poco se da cuenta de que, oh maravillas del mundo, tu no eres famoso! (nooooooooooooooo, yo creí que si lo eraaaaaaaaaa, nooooooooooooooooooooooo D:). Pero bueno. El asunto es que no eres un actor famoso, no eres un director de cine famoso, ni deportista, ni científico, ni economista, ni cantante ni escritor reconocido e incluso ni siquiera eres el hombre más atractivo o la mujer más sensual para que al menos te pongan atención. No eres más que una persona normal (no me mal entiendan, eso es excelente, pero en este mundo tan elitista y superficial, pues no eres nadie si eres normal). Si tu frase la dijera cualquier famoso... PUM! Éxito de éxitos. Titulares haciendo ver esa frase tan profunda. Pero esa frase tuvo la desgracia de nacer en la mente de una persona normal (de nuevo, no es malo ser normal).
Esa fama de muchos les da esa vitrina para brillar, no importa lo estúpidas y vacías que sean esas personas o lo que medio balbuceen, será un "hit" completo. Vamos, que si Lady Gaga dice que el cielo es azul, que el hambre es uno de los mayores males que azota al mundo o que la esencia de una persona es lo único menos efímero en ella, pues nos llenan internet y los anaqueles de diarios con la jodida frasecita y Gaga se vuelve toda una filósofa. (Descartes es cualquier imbécil a su lado XD). Ahora, no subestimemos el poder de la obviedad, en un mundo tan extraño como el nuestro, a veces lo obvio es lo menos obvio de todo y es casi una cualidad poder reconocerlo.

Pues bueno, eso pasa no solo con las frases, sino con casi todo lo que hagas. Si escribo una canción, paso inadvertido, si escribo un poema, soy solo un pobre diablo rimando... Si escribo una crítica sería y concisa sobre economía mundial, soy nada más que un burro con calculadora jugando de economista y rebuznando cuanta estupidez se me pase por mi burra mente. Todos se preguntan ¿Cómo hace esa celebridad para ser actriz, cantante, productora, directora, embajadora de la ONU y además madre modelo? Bueno, el dinero paga ayuda, y posiblemente no sea buena en ninguna de las cosas que hace. Más impresionante que eso es preguntarse como hace una madre soltera o padre soltero para trabajar, estudiar, criar a un hijo, asistir a sus reuniones de escuela, estirar el salario para que todo alcance y, al día siguiente, levantarse de nuevo a ponerle el pecho a la vida, sin que haya cruzado por su mente lanzarse del puente más alto del país con una sonrisa en su cara. (Por fin podré descansar).

¿Con ésto les estoy diciendo que no vale la pena pensar ni opinar? No, claro que no. Simplemente expreso algo que, aunque ahora dicho es obvio, pues uno a veces no lo piensa. Claro que es una dicha el tener tu propia opinión, claro que es bueno hacer tus propias observaciones, pensamientos, canciones, poemas, cuentos.... Cuanta cosa te deje expresarte. Sin embargo hay que tenerlo claro, no hay que esperar que, si escribes algo, te den un Pulitzer o que te vuelvas el nuevo Platón, Voltaire, Nietzche o Marx, . Pero no importa, la opinión propia es sumamente valiosa, poco a poco hará mella en aquellos que la oigan y, lo más relevante, refleja el ser que eres y tu visión propia de la vida, es tuya y de nadie más. Compartida por muchos pero solo tú la creaste. Y que no se me tome a mal, los que la sociedad ha considerado grandes pensadores han dicho, en verdad, frases muy llenas de sabiduría, verdad y poder. Solo que la fama le a dado esa capacidad de penetración extra que nuestras opiniones probablemente no tienen.

Así que, lejos de rendirse con el generar propias opiniones y expresarlas, hay que saber que con estas y otras acciones que hagas pasa la misma cosa que con la ropa normal y la de marca. Tienen la misma calidad y se usarán de la misma forma, e incluso la normal sea mejor, pero un nombre, un simple y sencillo nombre, le dará diez veces más "valor" a la ropa de marca. Sin embargo, siempre habrá alguien inteligente que sabe que la ropa "normal" supera por mucho a las marcas.

Saludos.

PD: Ya se que esta publicación, aunque llena de verdad, no llegará a ser un hito para nadie, pero bueno.... Ya lo dije en la publicación misma ¿no? Así que si alguna persona llega a leerla y le gusta, pues será suficiente para mí.
PD2: Bueno, no se si se pone PD2, pero ya que. Decía una vez un profesor en un curso que llevé que, muchos de los que la humanidad considera "grandes filósofos", no eran más que un puñado de niños aristócratas con muchísimo tiempo libre y con el poder suficiente como para hacerse escuchar, que se reunían en bares a tener la típica plática filosófica de borrachines y que hacían pomposas observaciones de las cosas más obvias que habían y que, gracias a la predominante ignorancia de las masas, terminaron siendo reconocidos y adorados por muchos, además de ser la base para el pensamiento crítico de nuestra era moderna. ¿Qué tan cierto es esto? Para mí, mucho. Jajaja... Aunque he de admitir que, de las conversaciones de borrachines, también salen grandes ideas. No hay que subestimar el efecto elevador del alcohol.